martes, 24 de febrero de 2015

JASIDIM Y MITNAGDIM

En los años de 1600, las comunidades judías de Europa del Este (lo que actualmente es Rusia, Ucrania, Polonia, Lituania, Hungría) presentaban un importante crecimiento económico y cultural; sin embargo, este florecimiento no libraba a los judíos de persecuciones y matanzas como la ocurrida en 1648 a manos de los Cosacos, un pueblo de formación militar que se estableció en las estepas del sur.

JASIDIM, fundados por el Baal Shem Tov


Tanto las persecuciones como los movimientos místico-mesiánicos de la época, comenzaron a mermar el crecimiento de las comunidades quienes poco a poco se fueron sumiendo en la pobreza dejando el estudio de lado, sufriendo también una caída intelectual.

El pueblo judío de Europa del Este estaba pasando por un mal momento, cuando surgió entonces una figura emblemática: Israel Ben Eliezer, mejor conocido como el Baal Shem Tov, el maestro de Buen Nombre, fundador del Jasidismo en el s. XVIII en Ucrania.

Jasidut es una palabra en hebreo que significa "devoción" o bien "piedad religiosa". De ahí viene Jasid (jasidim en plural), es decir, "piadoso".

Ya en el s. XII en Alemania existía un movimiento jasídico, que surgió a raíz de los asesinatos y suicidios en masa que sufrieron las comunidades judías a partir de Las Cruzadas. Este tipo de Jasidismo, conocido como Jasidut Ashkenaz, emerge alrededor de la familia Kalanymus, originaria de Italia.

El Jasidut Ashkenaz era una filosofía social que intentaba descubrir la voluntad del Creador elevando el nivel espiritual mediante una vida ascética: humildad, abstención, negación de placeres materiales, comportamiento moral ejemplar, renuncia al cuerpo, imposición de demandas religiosas superiores al resto de la comunidad y las mitzvot de la Ley, plegarias penitenciales, etc. La base de este jasidismo es que sólo es piadoso aquel que lleva una vida "moralmente superior" mediante la abstinencia a los placeres del mundo físico, lo cual conlleva cierto nivel de sufrimiento. No hay órdenes ni reglas, sólo cuentos y parábolas que sirven de ejemplo de cómo debe ser este comportamiento, el libro Sefer Jasidim es buen ejemplo.

En cambio, el Jasidismo del Baal Shem Tov proclamaba que cualquier judío podía anclarse al Eterno en todos los aspectos cotidianos a través de la plegaria, el canto y el baile. Rompió con la tradición académica de estudiar el Talmud y la Halajá para comprender cómo acercarse a Dios, y decidió guiarse por la "kavaná", la "dirección del corazón", sentir al Creador en cada pequeño detalle de la vida: en el trabajo del zapatero, en el desayuno de la mañana.

Este tipo de Jasidismo pronto se hizo popular entre los judíos menos estudiados y más humildes, quienes encontraron una forma de conectarse con Dios a pesar de no saber mucho de Torá o de Talmud.

A pesar de que entre los años 1600 y 1700 los movimientos místicos estaban en decadencia y no tenían credibilidad (debido en gran parte a los falsos mesías que generaron), el jasidismo del Baal Shem Tov (alrededor de 1698) tuvo muchos adeptos debido a la fuerte crítica en contra del academicismo y a la instauración de prácticas mucho más sencillas de seguir para el pueblo: usar el sidur en vez de estudiar a profundidad el Talmud, aprender cantos y bailes y no memorizar tehilim, contar cuentos y parábolas en lugar de dar cátedras de halajá.

A la muerte del Baal Shem Tov, el Jasidismo continuó a través de dinastías (los líderes estaban emparentados entre sí o provenían todos de una misma familia), tres principalmente: la del rabino Dov Ber (Maguid de Metzritch), rabino Najam de Breslav y la del rabino Shneur Zalman de Liadi (Alter Rebe), este último fundador de Lubavitch.

Muy pronto surgieron opositores a los Jasidim: los Mitnagdim (literalmente "opositores"), encabezados por Elijah ben Shlomó Zalmán Kremer, mejor conocido como el Gaón de Vilna, un prominente rabino de la época experto en Torá, Talmud, Cabalá, Matemática y Ciencias.

A diferencia de los rabinos tradicionales, en el Jasidismo los rebes eran respetados no por su conocimiento sino por su carisma (algunos fueron elevados de una forma casi divina), por lo que los Mitnagdim temían que los Jasidim se convirtieran en una secta más con falsos mesías como Shabetai Tzvi.

Los jasidim eran un movimiento con filosofía mesianista. Cada uno de sus rebes se convertía en un mesías, no un dios encarnado sino una persona de carne y hueso que sostiene al mundo y mantiene en pie a cada generación (ha habido 33 rebes hasta ahora).

El Jasidismo además era un grupo místico que había hecho masivo el estudio de la Cabalá a gente que los Mitnagdim consideraban como "no preparada" y lo cual consideraban que podría traer consecuencias desastrosas, sin mencionar que en estas enseñanzas estaba completamente ausente el estudio de la Torá y el Talmud, cosa que molestaba severamente al Gaón de Vilna y los Mitnagdim.

El Gaón de Vilna temía seriamente que debido a los Jasidim el nivel de las academias rabínicas bajara, y que los conocimientos y el estudio fueran reemplazados por las parábolas, canciones, danzas e historias milagrosas de los rebes jasídicos; por lo que en 1772 decretó la expulsión de los Jasidim del judaísmo (a su vez, los jasídicos "expulsaron" a los Mitnagdim), incluso hubo ataques anti jasídicos en Ucrania y Bielorusia, y destrucción de panfletos jasidim cerca del año 1870.

El Jasidismo sin embargo, ponía el énfasis en un crecimiento espiritual más que en el mesianismo. Sus rebes eran considerados tazdikim, hombres santos y virtuosos que servían como modelo a seguir. Su doctrina privilegiaba el placer y la alegría, y de estas enseñanzas surgieron muchas historias con moraleja (cuentos jasídicos) y diversa literatura cabalística como el Likuté Amarim Tania (que algunos consideraban de inspiración divina).

Las diferencias entre los Jasidim y los Mtnagdim eran tantas, que incluso se llegó a prohibiciones: un Mitnágdico no podía casarse con un Jasídico. Esta división continuó hasta la llegada la Haskalá: El iluminismo judío.

La Haskalá fue un movimiento filosófico laico, en donde los judíos de los guettos se comienzan a integrar a las ciencias y las artes, de manera que empiezan a surgir nuevas ideologías respecto a la tradición judía, más encaminadas a la razón y menos a la religión; por lo que los Jasidim y Mitnagdim ven en esto una amenaza, lo cual los lleva a terminar las diferencias entre ellos para hacer frente común en contra de la Iluminación, la cual sentían amenazaba la espiritualidad de las comunidades judías.

Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos grupos jasídicos emigraron a lsrael, Estados Unidos y Europa Occidental, de manera que continúan hasta nuestros días. El más conocido de ellos es Jabad Lubavitch.

A pesar de haber surgido como un grupo no tradicional en su época, el jasidismo se identificó más con la ortodoxia moderna debido a su rechazo al movimiento de la Iluminación. No hacen ni aceptan conversiones (esto debido a una interpretación de las palabras del rebe de Lubavitch en donde decía que no apoyaba las conversiones), y aunque se consideran así mismos como ortodoxos, en realidad conservan mucha flexibilidad hacia todas las corrientes pues no le dan importancia al nivel de observancia religiosa sino a las acciones piadosas: dar tzedaká, hacer donativos a sus organizaciones, etc. Sus seguidores no exigen un nivel intelectual muy alto, sino que se basan en los decretos del rebe.

Por otro lado, los Mitnagdim también tienen una herencia: los Jaredíes, conocidos actualmente como "ultra ortodoxos".

Los ultra ortodoxos están en contra de cualquier manifestación mística y no aceptan a otros movimientos judíos. Entre las sectas jaredíes más conocidas, destaca Naturei Karta ("guardianes de la ciudad" en arameo), un grupo que apoya a Irán y repele a Israel, ya que según ellos, este estado fue fundado por seres humanos y no por la voluntad divina y por lo tanto no tienen ningún tipo de validez (a pesar de esto, la mitad de ellos reside en Jerusalén), incluso han llegado a negar la existencia de la Shoá (aunque algunos aceptan su existencia y la ven como un hecho en donde los nazis fungían como instrumento de Dios).

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